Desde niño, siempre se mostró muy piadoso, hasta el punto de querer ser monje. Pero con 17 años se casó con la rica heredera Leonor de Aquitania, una mujer con un carácter muy fuerte. Fue junto a ella con quien emprendió la Segunda Cruzada a Palestina, anulándose su matrimonio a pesar de haber estado casados muchos años y haber tenido dos hijas.
En 1154 se casó con Constanza de Castilla, hija de Alfonso VII, emparentando así con un poderoso rey. Poco tiempo después de la boda, comenzó a escuchar rumores de que su esposa no era hija legítima del emperador sino que había sido parida por una de sus amantes.
Debido a sus profundad creencias religiosas y al deseo de clarificar sus pensamientos, decidió disfrazarse de peregrino y hacer el Camino de Santiago.
Cruzó los Pirineos y se dirigió por el Camino Francés hacia Burgos, pero no consiguió mantener el anonimato. Alfonso VII mandó llamar a todos sus nobles, a su vasallo el rey de Navarra y al alto clero, ofreciéndole un apoteósico recibimiento al acercarse a la ciudad.
Después de varios días de banquetes en su honor, le rogó al rey francés que le permitiera continuar su peregrinación, pero no tuvo más remedio que admitir la compañía de su suegro y del rey de Navarra.
Sus compañeros le pidieron que volviera por Toledo y allí se convocaron todas las autoridades del reino, a las que se unió el Conde de Barcelona. Entonces el rey francés explicó por que había realizado semejante despliegue durante la peregrinación de Luis VII.
Explicó «Que le había llegado a sus oídos su desconfianza acerca de si Constanza era hija de la emperatriz su esposa, hermana del Conde de Barcelona; afirmando que por ello allí estaba el propio conde para confirmar el origen de su sobrina. Entonces el Conde Barcelona añadió que si no lo creyera el iría a desafiarle en duelo en el ‘puente pequeño’ de París. El rey francés proclamó su alegría por haber emparentado con tan grandes señores a través de su boda. El emperador le ofreció toda clase de regalos al partir de vuelta a Francia, solo aceptando un rubí que luego regalaría al monasterio de Saint Denis».
Fuente: espanafascinante.com