A veces los peregrinos hacen gesto o acciones inocentes pensando en las costumbres y tradiciones. Pero en muchos casos estos rituales son de dudosa tradición, como es el caso de quemar la ropa o el calzado en el cabo Fisterra.

Cualquier objeto se puede convertir en fetiche, las conchas, pulseras, cintas, zapatillas, se cuelgan de monumentos, señales o esculturas. Esta práctica aumenta en los considerados hitos del Camino, como puede ser el Monte do Gozo.

Son muchas las costumbres         

Los montículos de piedra, se cree que los viajeros se podían guiar por pequeños montones de piedras que indicaban que esa ruta ya había sido pisada anteriormente. También hay quien atestigua que los peregrinos portaban una piedra desde sus lugares de origen y la depositaban en el primer punto desde donde se avistaba la Catedral.

Las cruces en alambradas, se trata de un ritual cada vez más extendido. Se elaboran de forma artesanal con ramas de árboles, también se pueden encontrar fabricadas con ropa, aunque menos.

Los mensajes en la ruta, sirve para dejar huella del paso por el Camino. Estos mensajes se suelen dejar en los mojones, uno de los más icónicos del Camino Francés, el situado a 100 km de Santiago, es uno de los más lleno de pintadas y grafitis.

La moda de los candados, es una costumbre importada de un famoso puente romano de sellar con candados bellas historias de amor.

La de quemar ropa en el cabo Fisterra, es uno de los rituales más extendidos. Se trata de quemar la ropa y el calzado que los peregrinos han vestido a lo largo de la ruta y de la que se desprenden llegados a la menta.

Fuente: www.lavozdegalicia.es