El botafumeiro (literalmente ‘esparcidor de humo’, en gallego) es uno de los símbolos más conocidos y populares de la catedral de Santiago de Compostela. Un enorme incensario que oscila por la nave transversal de la basílica mediante un sistema de poleas manejado por ocho hombres llamados ‘tiraboleiros’. Pesa 53 kg y es de un metro y medio de altura elevándose a 20 metros y pudiendo alcanzar una velocidad de 70 kilómetros por hora. Debido a esa velocidad y el peso puede adquirir una enorme energía. Por eso, en épocas pasadas se dieron casos de desprendimientos de la cuerda. En el 1499 se desprendió el botafumeiro y salió por la Puerta de Platerías.
En la actualidad se mantiene despejado el crucero de la catedral durante el vuelo del botafumeiro para que los peregrinos, turistas o curiosos accedan solamente hasta el perímetro desde el cual se maniobra.
El botafumeiro puede admirarse en las misas solemnes. El resto de los días se utiliza y está expuesta una copia de tamaño algo menor al original que se conoce con el nombre de la alcachofa.
Según la tradición, el uso del incensario comenzó en el siglo XI y su origen, tal como se lo conoce hoy, es de 1554. El actual botafumeiro fue fabricado por Losa en 1851 en latón, ligeramente recubierto de plata y va expulsando incienso por toda la catedral.
La necesidad de tener un incensario tan grande surgió porque antes se permitía a los peregrinos dormir en el interior, lo que provocaba un olor muy desagradable.
Para poder verlo volar había únicamente doce fechas al año, entre las que se incluye obviamente el día de Santiago. Pero según La Voz de Galicia, funcionará todos los viernes del año, en la misa del peregrino que se celebra a las 19.30 horas. Esto se debe al convenio de colaboración entre Turismo de Santiago, Hostelería Compostela, la Cámara de Comercia y la Catedral. También existe la posibilidad de contemplarlo previo pago a petición de fieles o peregrinos.